Alajuelense llega al duelo definitivo impulsado por un valioso envión anímico tras dejar en el camino a su clásico rival, el Deportivo Saprissa, en una serie final reñida y llena de emociones. Bajo la dirección de Óscar “Machillo” Ramírez, el conjunto rojinegro demostró carácter y determinación, logrando una victoria agónica que no solo les dio el pase a la instancia decisiva, sino que también fortaleció la confianza y unión del grupo. Esta clasificación, conseguida ante uno de los oponentes más exigentes del campeonato, ha renovado las aspiraciones del equipo, que sueña con consagrarse campeón y sumar así el tan anhelado título número 31 en su historia. La experiencia del cuerpo técnico, combinada con el impulso emocional de vencer a Saprissa, coloca a Alajuelense en una posición estratégica para afrontar con solidez y ambición el reto final por la gloria.
En marcado contraste, Herediano afronta este desafío tras sufrir una dura derrota ante el mismo rival que eliminó a Alajuelense, Saprissa. A pesar de haber sido el equipo más constante y regular durante la fase de clasificación, bajo la dirección de Jafet Soto, el conjunto florense recibió un golpe contundente al perder 4-0 en el partido de ida de las semifinales. Esta caída inesperada no solo afectó su moral, sino que también puso en evidencia la necesidad urgente de recomponerse para mantenerse competitivo. Ahora, el gran reto para Herediano será recuperar rápidamente la confianza y la solidez emocional para enfrentar con determinación y fuerza a otro de los grandes protagonistas del fútbol costarricense, buscando revertir la adversidad y mantenerse en la pelea por el título.
